Prunus armeniaca

Larga vida al Albaricoquero o Damasco.

Está rico y regala vida. Que más se puede pedir. Cuando ves un albaricoquero como èste, combatiendo adversidades a fuerza de apoyar una rama sobre otra,  aunando fuerzas para soportar mejor el paso de los años y lucir sus mejores galas en primavera, piensas: esas ganas de vivir las debe heredar su fruto, cuyas propiedades antioxidantes hacen que se considere al albaricoque como un remedio para la eterna juventud. 

En la comunidad Hunza,  tribu indígena que habita en valles recónditos del Himalaya,  se comprobó que estas personas podían vivir con buena salud hasta los 90 y 110 años . El secreto de esa longevidad podría ser el consumo de albaricoques, base de su dieta vegetariana. Estos que traigo hoy no están maduros, pero cuando lo estén, a por ellos. Digo yo.

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