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El sol del campo

El mismo que mira de frente al girasol. El que da calor al verano y color al atardecer, regalando minutos de gloria a humildes hierbas. El mismo sol que alumbra las ciudades y que tiñe de rojo el campo.



Cuando está bajo, sus rayos recorren hasta 10 veces más atmósfera para llegar a nuestros ojos. Entonces, los tonos azules se dispersan de tal modo que no nos llegan, pero sí lo hacen el amarillo, el naranja y el rojo. Y nos llegan, sí, ya lo creo que nos llegan,  a los ojos siempre y al corazón también. Marchando una de campo bañado con rayos del sol.


 

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