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Jardines muy privados: Jardins du Château du Saillant en Francia


En el curso superior del río Vézère (en occitano Vesera) -río de Francia, afluente por la derecha del río Dordoña- se presentan gargantas que han dado un interés turístico especial a esa región, junto con los castillos y jardines notables de la zona.

Y hasta allí nos vamos para conocer los jardines que rodean una de esas casas solariegas (château) o casas de campo de la nobleza, en castellano «un castillo como un sol». Un lugar casi secreto, así que estamos de suerte, estaremos tranquilos.


En esta ocasión, el castillo está datado entre los siglos XIII y XIV y se ubica en Saillant,localidad a caballo entre Voutezac  -comuna francesa del departamento de Corrèze, en la región de Limousin- y la comuna de Allassac, en esa misma región. Y ¿por qué empecé hablando del río Vézère? porque el curso inferior de ese río va a dar mucha vida a esos jardines. Hoy disfrutaremos del agua y la vegetación, o viceversa, gracias a las fotos cedidas por Sergey Karepanov y que realizó en su visita el pasado mes de septiembre de 2015. Unos jardines que, además de históricos son privados.

Jardins du Château du Saillant

La familia Paul de Lasteyrie du Saillant posee actualmente el Château du Saillant. Son ya 21 generaciones, desde que la propiedad pasó a manos de esa familia, en 1320. En 1970 se iniciaron  los trabajos de restauración del parque y el jardín y en 2004 fue reconocido como «jardin remarquable» (jardín notable) por el Ministerio de Cultura de Francia.

El castillo está rodeado de árboles monumentales. Dicen que el Ginkgo biloba es el más grande del país. Pero también se pueden ver secuoyas, robles, arces y catalpas, entre otras especies arbóreas. No faltan árboles frutales como manzano, peral y melocotonero. El jardín francés, con sus maravillosos conos de boj bien alineados, bordea la fachada principal. Destacan la colección de rosas antiguas y hortensias, y arbustos del género Viburnum.

Pero hablamos de un castillo y no podía faltar el foso y su puente para cruzarlo. Al otro lado de ese foso se encuentra el huerto y, alejándose un poco del castillo, el paseo lleva hasta pequeñas islas que forman una especie de delta. Parece ser que el sonido del agua, el susurro del viento entre los árboles y el canto de los pájaros hacen aún más idílico el entorno, donde se pueden ver, entre otras especies, rododendros, tilos y helechos reales (Osmunda regalis).

Hemos empezado la semana a lo grande, no sé, tal vez el miércoles se nos bajen un poco los humos, pero mientras tanto disfrutaremos de un tranquilo (e histórico) paseo, imaginando que estamos en el mes septiembre y las temperaturas son algo más cálidas. Feliz semana. 

  


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