Vamos a olvidar por un momento
que las vacaciones han finalizado para la mayoría de nosotros. Para lograrlo,
nada mejor que ponerse ropa cómoda y visitar un jardín encantador, que además
colabora con una asociación con fines benéficos.
Es un jardín privado creado
por Isabel y Patrick Preteur en Questel, una pequeña aldea en Costas de
Armor, departamento de Francia ubicado en la región de Bretaña. Este año abrió
al público durante unos días del mes de mayo, con el fin de colaborar con la
asociación Jardins Art et Soin (Jardines Arte y Cuidado), creada en 2010 y cuyo
objetivo es recaudar fondos para el diseño y creación de jardines sensoriales
que sirven de apoyo a terapias relacionadas con enfermedades neuronales.
Las imágenes que comparto hoy,
cortesía de Brigitte Ollivier, están realizadas en esas fechas y dan muestra de
un jardín encantador que parece transmitir felicidad por cada recoveco.
Un jardín que nos invita a
descubrir cada rincón de esos 1.800 metros cuadrados de superficie total. Desde
1999, año en que Isabel y Patrick adquirieron la propiedad, cuyo jardín era un terreno lleno de
zarzas, han realizado una auténtica transformación, donde las plantas y la
artesanía juegan con descaro.
Arbustos, suculentas, vivaces, acuáticas y muchas plantas que parecen cobrar vida. No solo serán especies autóctonas lo que vamos a encontrar, sino también muchas exóticas y muy especialmente plantas traídas de las Azores. Tampoco falta el huerto y su zona para crear esquejes. Y los detalles… No dejéis escapar ni un detalle, incluido el contraste del Aeonium "Schwarzkopf" con las diminutas flores blancas del Erigeron karvinskianus. Es un jardín que invita a sonreír, dejaos seducir por él.
Arbustos, suculentas, vivaces, acuáticas y muchas plantas que parecen cobrar vida. No solo serán especies autóctonas lo que vamos a encontrar, sino también muchas exóticas y muy especialmente plantas traídas de las Azores. Tampoco falta el huerto y su zona para crear esquejes. Y los detalles… No dejéis escapar ni un detalle, incluido el contraste del Aeonium "Schwarzkopf" con las diminutas flores blancas del Erigeron karvinskianus. Es un jardín que invita a sonreír, dejaos seducir por él.