El punto de partida de este
libro es sencillo. Deberíamos hacer una lista
de la compra cuando acudimos a un centro
de jardinería, del mismo modo que solemos hacerlo cuando vamos al
supermercado. El concepto al que nos quieren conducir las autoras de este libro
también es simple. Deberíamos pensar
primero en el follaje de las plantas, como
base en la que combinar después las plantas de flor.
Seguro que más de uno estaréis pensando, bueno, eso ya lo sabía yo. Cierto, no es nada nuevo, pero estaréis de acuerdo conmigo en que, a pesar de saberlo, una vez que estamos en el centro de jardinería, la cabeza, lo ojos y el corazón se dirigen a las flores, atraídos por su color y a veces, también, por su aroma. Compramos anuales y vivaces que prometen llenar de color el jardín con sus flores, pero nos olvidamos de que la floración tiene una fecha de caducidad. En ese punto nos quieren situar Karen Chapman y Christina Salwitz, autoras del libro Gardening with Foliage First, que salió a la venta en enero de este año.
Estamos de nuevo con el dilema
del idioma. Otro libro escrito en inglés que, a falta de una versión traducida
al castellano, limita su lectura a quienes no manejen un poco la lengua
inglesa. De todas formas, digo lo de siempre, las numerosas imágenes y los
nombres científicos de las plantas hacen bastante comprensibles los conceptos,
las propuestas y la idea que pretenden transmitir sus autoras en este libro.
Además de evitar sentirnos atraídos exclusivamente por las flores, dejando en según término el follaje, en el libro se insiste en que no debemos limitarnos a comprar plantas que son bellas individualmente pero que no combinan bien o no existe una conexión visual entre ellas.
Para ilustrar sus propuestas,
se presenta 127 combinaciones para jardines
soleados y sombreados, con plantas que funcionan en diferentes climas. Son
opciones que se adaptan a diversos espacios, por lo que podemos utilizarla en patios y jardines pequeños o
grandes. Desde macetas y contenedores,
hasta amplias fronteras. En todos los casos se demuestra que es mucho más eficaz, e incluso atractivo, empezar con el follaje.
En cada una de los ejemplos, se
incluye una explicación de cómo crear
una combinación exitosa. Después de construir el marco de follaje, muestran cómo colocar las capas de plantas de flor y otros elementos.
Los ejemplos que proponen van
más allá de la típica temporada de verano. De hecho, el libro está dividido en dos secciones principales: Primavera-Verano y Otoño-Invierno. En todos los casos se incluyen esquemas de diseño
para situaciones de sol y sombra, con lo que resulta más fácil conseguir un
jardín de cuatro estaciones.
Para encontrar diseños que
sirvieran de inspiración, Karen Chapman y Christina Salwitz recorrieron
diferentes jardines de Columbia Británica en Canadá, y de Arizona, Florida y
Washington en Estados Unidos. Como es lógico, algunas de la especies y
variedades de plantas que aparecen en el libro es posible que no estén
disponibles en determinados países, pero siempre hay una opción, una planta
cuyas características la hacen perfectamente candidata a sustituir alguna de
las que nos proponen en determinados ejemplos. Creo que lo importante es saber
aplicar el concepto y no tanto el nombre de la planta.
El libro puede ser útil para jardineros de todos los niveles, aunque
es posible que quienes tiene un nivel medio os superior saquen más partido de todas
las ideas que se proponen para lograr que las hojas ganen protagonismo y aporten interés al jardín en las cuatro estaciones del año.
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