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Incorporar esculturas al jardín

Kap-Photo
Aunque aparenta ser un elemento meramente decorativo, en realidad las esculturas incorporadas al jardín se convierten en un elemento estructural que permite establecer un dialogo entre ambos.
Una escultura, por encima de todo, tiene que evocar. Llevarnos a algún punto y hablarnos. Cuando las integramos en el jardín, al tiempo que agregan belleza y, en muchos casos, originalidad, es interesante que permitan destacar el estilo de jardín elegido. De alguna manera hay que seguir el mismo patrón que se hace con la selección de especies vegetales. La planta correcta en el lugar correcto y la escultura adecuada en lugar adecuado pero, sobre todo, que establezca alguna relación, de similitud o contraste, con el estilo de jardín.

Pettershmam Nurseries | Fernando Ruz
Al observar una determinada escultura, tenemos que imaginarla en nuestro jardín. Tiene que haber una dialéctica.  Elementos que coinciden o que contrastan, pero siempre estableciendo un diálogo que armonice. Si el tamaño del jardín y la escultura lo requieren, se puede colocar en alto para potenciar su valor. Si existe un sendero con trazos curvos, podemos incorporar piezas con líneas sinuosas. 
Pero también podemos concentrar la atracción visual hacia una escultura en un jardín contrastando materiales y colores. Plantas de desierto junto a piezas con agua, por ejemplo. Vivos colores contrastando con el verde. Líneas verticales que sobresalen de plantación baja.


Por supuesto, no todas las esculturas tienen que ser de gran tamaño o realizadas por reconocidos escultores, aunque sí es cierto que sus obras suelen permitirnos apreciar hasta qué punto esas piezas ornamentales pueden llegar a fundirse con la vegetación del jardín, realzando la belleza, aportando personalidad, definiendo su estilo y aportando valor.
Podemos encontrar ejemplos de artistas, como David Harper, en este caso, con una gran escultura de metal producida a partir de una amalgama de acero oxidado y espejo de acero inoxidable pulido. Los dos metales se han entrelazado para crear un efecto que permite imitar y reflejar los patrones encontrados en la naturaleza.


También nos llamarán la atención las esculturas realizadas por Dale Chihuly, escultor estadounidense especializado en trabajos en vidrio soplado.
Pero existen numerosos y muy diversos modelos, y siempre serán determinados factores, como nuestras preferencias, estilo de jardín y espacio disponible, además del presupuesto, los que intervienen a la hora de seleccionar una pieza. Claro que, nuestra intención, aquello que queremos que evoque esa escultura, será el motor que dirija la mirada hacia una y otra.

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Hay que abrir bien los ojos, la mente y el corazón, porque una roca puede llegar a convertirse en una atractiva escultura en el jardín. Un bonito cuenco de piedra se transforma en un elemento decorativo que, además, nos permite incorporar agua al jardín, aportando frescura y convirtiéndose en un reclamo para pequeñas aves.
Piedra, mármol, bronce, hierro, cristal, sauce… busca el material que mejor se expresa en tu jardín, porque, al fin y al cabo, esas esculturas son formas, texturas, colores que nos llevan, nos detienen, nos hablan de forma poética, nos sonríen y a veces, incluso, nos hacen soñar.

Dale Chihuly
Martin Schamis
Steve P-2008
Rachel Carter
Mary Warren
 Craigford
Henry Burrows
Rachel Carter
Fernando Ruz
Fernando Ruz
Fernando Ruz
Fernando Ruz
Fernando Ruz
Fernando Ruz
  
Henry Moore, ‘King and Queen’ |  Fernando Ruz

FOTOS flickr, fernando ruz, Rachel carter, Dale Chihuly y David Harper

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