Monty Don, de 63 años, tomó un descanso de tres años del popular programa televisivo británico Gardeners’ World, tras una leve lesión cerebrovascular en 2008. Cuando regresó, en 2011, lo hizo con la condición de que la serie se filmara en Longmeadow, su jardín de algo más de 8.000 m2 en Herefordshire, Reino Unido.
El motivo de esa condición era
que Monty Don consideraba que el jardín que la BBC había contratado hasta
entonces, cerca de Stratford-upon-Avon, no le proporcionaba la intimidad
necesaria. Él quería sentir el jardín como suyo y no verlo simplemente como un
escenario. Y así fue, a partir de 2011, el ya más que conocido jardín de Monty
y Sarah Don, Longmeadow, pasó a formar parte de los escenarios de Gardeners’
World.
Montagu Denis
Wyatt Don
Si nos interesa acercarnos a la
vida de Monty Don, tal vez sería más acertado referirnos a él como Montagu
Denis Wyatt Don, su verdadero nombre. De hecho, en su casa y entre amigos él prefiere
seguir siendo Montagu. Sin embargo, su nombre “artístico” es Monty Don y como
tal nos vamos a referir a él.
Intenté acercarme a su
sensibilidad hace casi cinco años, a través de las fotos que Marsha Arnold había
realizado en su jardín y en uno de los rodajes de la serie Gardeners’ World.
La vida del popular Monty Don
ha sido casi como una montaña rusa, con marcadas bajadas y subidas, algunas de ellas muy bien narradas en el libro, publicado en 2005, que escribió junto con su mujer, Sarah, titulado The
Jewel Garden by Montagu Don, un libro que aconsejo a quienes se manejen
un poco con el idioma inglés y no hayan tenido la oportunidad de leerlo, porque
es una forma de acercarnos a él y a su mujer, Sarah, su apoyo y anclaje.
Jardinero a los
7 años. Apasionado de la jardinería desde los 17
Su madre le enseñó la
jardinería a una edad muy temprana, pero no supo despertar su interés botánico.
Esto tiene su lógica, si tenemos en cuenta que Monty Don practicaba la
jardinería a los 7 años como uno de los diversos trabajos que debía completar
antes de que se le permitiera ir a jugar. Era, como él mismo expresa, como un
trabajo pesado obligatorio, como podía ser lavar los platos, cortar leña,
alimentar a los pollos y todas las tareas interminables de la vida rural de los
años sesenta.
No obstante, diez años más
tarde, a los 17 años, la jardinería se había convertido para él en una pasión,
más que un castigo. En 1979 conoció a su futura esposa, Sarah, con quien ha
tenido tres hijos. En 1981 abrieron una joyería en Kensington que vivió tiempos
gloriosos, teniendo entre sus clientes a Elton John y la princesa Diana.
Pero la crisis económica de
1987 obligó a cerrar ese negocio local en 1991. Habían perdido todo, dinero,
negocios y su primera casa en Herefordshire, The Hanburies, su hogar y el
primer jardín que le había permitido dar sus primeros pasos como gurú de la jardinería en la televisión.
Hasta que pudieron hacer frente a la deuda, vivieron en una casa alquilada
temporalmente. Sin embargo, tras fallecer su madre, recibió una herencia que
permitió que pudieran buscar un terreno donde volver a empezar.
Nueva etapa,
nuevo jardín
Encontraron una granja del
siglo XVI en Herefordshire. Estaba muy descuidada, sí, pero tenía un buen
terreno disponible. Todo comenzaba de nuevo, tenían por delante, no solo la
rehabilitación de una nueva casa, sino también la construcción de un nuevo
jardín. Su salvación. El sol estaba brillando otra vez.
Junto a Longmeadow, vinieron
nuevas glorias. Don comenzó a publicar una columna sobre jardinería en el
diario The Observer, donde escribió hasta 2006.
Su debut en el programa de
televisión de la BBC, Gardeners’ World, se produjo en 2003, un programa que
sigue presentando en a la actualidad, salvo el período de tres años que
menciono al inicio. Ese debut no estuvo exento de polémica, puesto que no todos
los amantes y profesionales de la jardinería y el paisajismo vieron con buenos
ojos que un mero “aficionado” sustituyera a Alan Titchmarsh, un icono de la
jardinería británica.
Longmeadow
En Longmeadow, él, su esposa
Sarah y su equipo (un jardinero a tiempo completo, y dos a tiempo parcial)
trabajan sin descanso. Monty Don considera que Sarah es tan jardinera como él.
De hecho, el jardín de Longmeadow lo hicieron ambos. Sin embargo, sí han tenido
en cuenta la necesidad de dividir secciones, unas para él y otras para ella,
puesto que tienen diferentes enfoques.
El hecho de que sea Monty quien
ha “dado la cara” en Gardener’s World obedece, no solo a su experiencia en
jardinería, sino también al hecho de que, mientras que a él le gusta estar
frente a la cámara, Sarah no tiene ningún interés en aparecer en la televisión.
Jardinería
orgánica
Es un defensor de la jardinería
orgánica, que predica y practica, y ha sido presidente de la Soil Association
desde 2008 hasta 2017. Se trata de una organización benéfica con sede en el
Reino Unido y fundada en 1946, cuyas actividades incluyen campañas de oposición
a la agricultura intensiva, el apoyo a las compras locales y la educación
pública sobre nutrición; así como la certificación de alimentos orgánicos.
Libros y más
libros
Creo que son 21 o 22 libros los
que lleva publicados hasta la fecha. Algunos hacen referencia a su faceta personal,
siempre con la jardinería como telón de fondo; y otros muchos recogen sus visitas
a diferentes jardines que ha tenido la oportunidad de conocer gracias a los
rodajes de Gardeners’ World.
En realidad, escribir siempre fue su deseo y, ciertamente, no puede lamentarse, porque, de momento, la ha consumado con creces. Uno de los últimos libros publicados, Paradise Gardens: the world's most beautiful Islamic gardens, nos lleva a esos jardines islámicos que ha mostrado en una de las últimas temporadas de Gardeners’ World y que, entre otros destinos, nos ha trasladado hasta la Alhambra de Granada.
En realidad, escribir siempre fue su deseo y, ciertamente, no puede lamentarse, porque, de momento, la ha consumado con creces. Uno de los últimos libros publicados, Paradise Gardens: the world's most beautiful Islamic gardens, nos lleva a esos jardines islámicos que ha mostrado en una de las últimas temporadas de Gardeners’ World y que, entre otros destinos, nos ha trasladado hasta la Alhambra de Granada.
Perros y más
perros
Monty Don confiesa que los
perros siempre han sido parte de su familia y sólo se separó de ellos cuando
estuvo en un internado, entre los 7 y los 16 años. Hoy en día, mientras escribe,
su dos golden retrievers, Nigel y Nellie, suelen tumbarse a sus pies.
En 2017 también ha publicado un
libro con Nigel, que aparece en Gardeners’ World desde 2003, como hilo
conductor del relato. El título del libro es Nigel: my family and other dogs.
Está claro que Longmeadow no sería igual sin Nigel, bueno, ahora sin Nigel y Nellie, del mismo modo que Monty Don no sería el mismo sin sus compañeros de fatigas en los rodajes de la serie. Ambos se comportan como suelen hacerlo casi todos los perros en los jardines. Te siguen, te observan, se sientan, se tumban y, siempre a tu lado, esperan a que termines. Si los observas bien en ese momento, su mirada te hace adivinar que, tarde o temprano, habrá algún que otro agujero en ese lugar donde has estado moviendo tierra. Pero se lo perdonas, siempre se lo perdonas, porque saben conquistarte.
Está claro que Longmeadow no sería igual sin Nigel, bueno, ahora sin Nigel y Nellie, del mismo modo que Monty Don no sería el mismo sin sus compañeros de fatigas en los rodajes de la serie. Ambos se comportan como suelen hacerlo casi todos los perros en los jardines. Te siguen, te observan, se sientan, se tumban y, siempre a tu lado, esperan a que termines. Si los observas bien en ese momento, su mirada te hace adivinar que, tarde o temprano, habrá algún que otro agujero en ese lugar donde has estado moviendo tierra. Pero se lo perdonas, siempre se lo perdonas, porque saben conquistarte.
La jardinería
como terapia
Hay otro libro suyo, Down to Earth: Gardening Wisdom, que
acaba de reeditarse, en el que Monty Don ha concentrado todo lo que sabe sobre
jardinería. No faltan sus verdades acerca del acolchado, poda, compostaje,
cultivo y siembra en todo tipo de jardín. Pero, además de sus conocimientos
sobre jardinería, que tan bien sabe transmitir, se percibe lo que siempre ha
querido divulgar Monty Don, por encima de trucos y fórmulas mágicas propias de
un gurú, es que tocar la tierra cura. Que la jardinería cura.
Tras salir a flote de algún que
otro pozo, Monty Don, hoy en día, es consciente de que además del apoyo de su mujer, que fue determinante, la jardinería resultó
ser una gran medicina contra sus depresiones invernales: "No hay nada mejor para tu cabeza que enraizar tus manos en la
tierra”. Y de tierra y jardines sabe latín. De la vida, parece ser que
también.