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Chionodoxa forbesii en RHS Hyde Hall | RHS / Mark Winwood
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Comúnmente conocida como gloria de las nieves, no es difícil adivinar cuándo
aparecen las flores de este pequeño grupo de plantas bulbosas, al
menos en zonas alpinas altas del Mediterráneo oriental, convirtiéndose en un
heraldo de la primavera. En el jardín, Chionodoxa da un toque
de color con sus flores creando una alfombra de estrellas azules, rosadas o
blancas que aparecen a principios del año.
Género Chionodoxa (Ahora Scilla)
El género Chionodoxa pertenece a la familia Asparagaceae y
se ha incluido dentro del gran género Scilla. Sin embargo, no existe un
acuerdo definitivo y las especies que lo componen se suelen ver identificadas
como Chionodoxa, entre otras razones, porque tiene varios caracteres
importantes, tales como la presencia de un corto tubo perigonial y los
estambres con los filamentos aplanados, típicos de Chionodoxa pero
ausentes en Scilla.
A esto hay que añadir que la taxonomía del género es confusa, ya que varias
de las especies son muy similares, y el número de especies reconocidas como
distintas varía significativamente de una fuente a otra, de 6 a 12 especies.
Una vez hecha esta aclaración, me voy a referir a este grupo de plantas
herbáceas bulbosas como Chionodoxa, con el fin de marcar la diferencia con las otras
especies del género Scilla al que ahora pertenecen y porque, además, es la
forma en que solemos encontrarla disponible para jardinería, al menos hasta la
fecha.
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Chionodoxa | Flickr
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El género es endémico del Mediterráneo oriental, específicamente Creta ,
Chipre y Turquía. Las flores azules, blancas o rosadas aparecen a principios de
año, lo que las convierte en valiosas plantas ornamentales de jardín. El nombre
común del género se basa en el hábito de florecer en zonas alpinas altas, cuando
la nieve se derrite en primavera. La floración dura de tres a cuatro semanas,
después de lo cual las flores y el follaje se desvanecen rápidamente.
Chionodoxa en el jardín
Por si no fuera suficiente la confusión en cuanto al género y taxonomía,
existen también ciertas dudas en cuanto a la identificación de las especies de Chionodoxia de las
que han salido los diferentes cultivares para su uso en jardínería, aunque
parece ser que las más comunes son C. luciliae, C. forbesii, C. siehei y C.
sardensis.
Las especies de Chionodoxa ofrecen una imagen llamativa cuando se
plantan en borduras entre muchas plantas herbáceas perennes, ya que florecerán
antes de que broten otras muchas otras dando color al jardín muy pronto en la
temporada. También se pueden plantar muy cerca de plantas perennes de floración
temprana para crear preciosas combinaciones de color. Diversas especies de
Primula , Pulmonaria, Pulsatilla, Hepatica, Aubrieta y Helleborus son buenas
compañeras en las plantaciones y, por supuesto, también son una acertada
adición a las rocallas.
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Chionodoxa | Flickr
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Los bulbos también se pueden plantar en áreas más boscosas entre
arbustos de hoja caduca, o en un césped soleado o parcialmente soleado,
junto a campanillas de las nieves (Galanthus) o crocos (Crocus). Conviene
plantarlos siempre en grupos de por lo menos 15 bulbos y, si queremos disfrutar
de sus alegres flores, podemos plantar los bulbos al lado de un sendero que atraviese
el jardín o en el camino hacia la puerta principal.
Como también sucede con otras plantas bulbosas, es posible plantar la
Chionodoxa en capas (las conocidas lasañas de bulbos). Un ejemplo es
plantar bulbos de narcisos a su profundidad normal, añadir tierra y plantar los
bulbos de Chionodoxa encima. El azul que ofrecen las flores de la Chionodoxa da
un acento a los narcisos amarillos y blancos o a los pequeños tulipanes de
floración temprana, en especial a los de color rojo.
Debemos plantar los bulbos a 10 cm de profundidad y una distancia
entre ellos de 8 cm, en un suelo bien drenado que esté húmedo en
primavera, pero nunca empapado.
Crecen bien a pleno sol o sombra parcial, pero, para obtener los
mejores resultados, es preferible que estén a pleno sol o, al menos, en una
zona que esté soleada a finales del invierno o principios de la primavera.
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Chionodoxa forbesii | iBulb
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Los bulbos de Chionodoxa se naturalizan fácilmente. No solo
forman bulbillos sino que, en condiciones favorables, también formarán semillas
que germinará, apareciendo en lugares completamente diferentes del jardín.
Suele ser el trabajo de las hormigas que transportan las semillas de un lugar a
otro. Si queremos aumentar el número de bulbos, conviene dejar el lugar de
plantación sin tocar.
Con el tiempo, el área que cubren las chionodoxas puede llegar a estar superpoblada.
Para revitalizar el área, debemos desenterrar suavemente, reubicando algunos de
los grupos poco después de que terminen de florecer.
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Chionodoxa | iBulb
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Al igual que otros bulbos de primavera, la chionodoxa usa su follaje
para producir la energía que necesitan para las flores del próximo año. El
follaje de Chionodoxa es similar a la hierba -no alcanza más de 10 cm de altura-
y se desvanece rápidamente, generalmente dentro de las 3 semanas posteriores a
la floración. Además, conviene dejar sin tocar las hojas en otoño para que
puedan descomponerse y enriquecer la tierra en ese lugar, facilitando de esta
forma nuevos crecimientos.
Algunas especies y cultivares
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Chionodoxa sardensis | iBulb
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Chionodoxa lucilae | iBulb
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Chionodoxa forbesii 'Blue Giant' | iBulb
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Chionodoxa forbesii | iBulb
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Chionodoxa forbesii 'Alba' | iBulb
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Chionodoxa forbesii 'Alba' | iBulb
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Chionodoxa forbesii 'Pink Giant' | iBulb
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Chionodoxa forbesii | iBulb
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