
En abril, el Museo Isabella
Stewart Gardner suele instalar una exhibición de enredaderas en cascada de flores de capuchinas (Tropaelum majus) de 8 metros de largo en el patio interior del edificio
histórico. Lamentablemente, este año los visitantes no pueden admirarla porque el
museo está cerrado debido al coronavirus. Sin clientes, tomaron la decisión de
mantener las capuchinas donde nacieron, fuera del sitio, es decir, en el Invernadero
de Hingham, el vivero del museo .
Tal y como comenté en su día,
el Museo Isabella Stewart Gardner (en inglés Isabella Stewart Gardner Museum)
está situado en Boston (Massachusetts, Estados Unidos). Tiene una colección de
más de 2.500 obras de arte europeo, asiático y americano, que incluyen
pinturas, tapices y artes decorativas.
Se fundó, gracias a la colección privada de Isabella Stewart Gardner, en
la mansión llamada Fenway Court. Tenéis más detalles sobre este museo y las
plantas que se exhiben en el patio interior en cada temporada del año en el
artículo que publiqué hace tres años (ver en este enlace).
El interés de Isabella Stewart
por la jardinería y el paisajismo hizo posible que desde el inicio se haya
reconocido, y posteriormente mantenido, la importancia de la arquitectura del
paisaje en todas las actividades. De hecho, el museo tiene su propio
departamento de jardinería y paisajismo y en sus salas se celebran
sucesivas conferencias, exposiciones y otras actividades relacionadas con el
paisajismo.
El equipo de horticultura lo
forman 10 jardineros. La mayoría de las plantas utilizadas en el patio,
incluidas las capuchinas (Tropaeolum majus), se cultivan en el invernadero
de Hingham a una temperatura controlada similar a la del museo.
Hingham Greenhouse, el vivero del Museo Gardner
En 2011, las operaciones de
horticultura del museo se trasladaron al Hingham Greenhouse, los nuevos
invernaderos y espacios de cultivo creados en los suburbios de la ciudad
costera de Hingham. Las estructuras del antiguo invernadero que había en el
museo fueron demolidas para construir el Ala Nueva.
El vivero de Hingham incluye
algo más de 10.000 m2 de invernaderos con calefacción, marcos fríos y
espacio de cultivo al aire libre. Cuenta con casi 1.000 m2 de cultivo bajo
vidrio en espacios separados con clima controlado, que permite al equipo de
horticultura acelerar y frenar el crecimiento de muchas plantas, y la
propagación de plantas nuevas a partir de esquejes, semillas o división de mata
que se realiza cada semana.
Una vez finalizado el cultivo, las plantas se transportan al museo en un gran camión con caja climatizada, cuando se requieren para cada exhibición. Un camión que suele volver por la
noche con las plantas que se han retirado del patio.
Ciertas partes de las
exhibiciones sirven como anclas, como es el caso de las capuchinas colgantes,
la campanula y los crisantemos de un solo tallo que mostré en su día.
Las capuchinas y los crisantemos tienen raíces que se remontan a la época de
Isabella, mientras que otras plantas son adiciones más recientes a la tradición
Gardner, como es el caso de los árboles de jade (Crassula ovata) florecientes
de más de 60 años, que se vieron en la exhibición anual de Navidad del pasado
diciembre.
Las capuchinas de este año
Pensando en aquellos
visitantes que deseaban disfrutar este mes de la tradicional exhibición de
flores de capuchinas, el museo ha editado un vídeo que ofrece un pequeño
recorrido por los meses de trabajo que se dedicaron a cultivar la cosecha de
esos delicados zarcillos para la campaña de este año.
En el vídeo, el recorrido está
dirigido por Erika Rumbley, directora de horticultura del Gardner Museum, quien
nos lleva a través del invernadero climatizado, donde cientos de plantas se
cultivan antes de ser transportadas a Boston. Rumbley termina su paseo en la
zona donde crecen las capuchinas arraigadas en macetas de barro, mostrando cómo
sus flores, hojas y lianas trepan hacia el sol en las escaleras.
Rambley y su equipo inician el cultivo de las capuchinas a partir de semillas que siembran en junio, se plantan al final del verano y se entrenan en los invernaderos durante todo el invierno para prepararlas para su espectacular debut en primavera en el patio interior del museo.
Rambley y su equipo inician el cultivo de las capuchinas a partir de semillas que siembran en junio, se plantan al final del verano y se entrenan en los invernaderos durante todo el invierno para prepararlas para su espectacular debut en primavera en el patio interior del museo.
Eso es en abril, ya que el museo
generalmente celebra el mes del nacimiento de Isabella Stewart Gardner
instalando esa exhibición en cascada de flores de capuchinas que suelen permanecer durante tres semanas.
Isabella exhibió por primera vez sus capuchinas en 1904 y se han estado cultivando en el museo durante más de 100 años. Una tradición que ha tenido que suspenderse esta primavera, como tantos otros actos florales en jardines de todo el mundo, pero ahí están esas flores y las imágenes de otros años que nos recuerdan que, al fin y al cabo, estamos en primavera.
Isabella exhibió por primera vez sus capuchinas en 1904 y se han estado cultivando en el museo durante más de 100 años. Una tradición que ha tenido que suspenderse esta primavera, como tantos otros actos florales en jardines de todo el mundo, pero ahí están esas flores y las imágenes de otros años que nos recuerdan que, al fin y al cabo, estamos en primavera.
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