ocio y tiempo libre

De picnic por todo lo alto

La crisis agudiza la creatividad, eso ha sido siempre así. También hace que recuperemos trastos viejos,  que ‘estiremos’ las cosas y regresemos a antiguas tradiciones. Y al pueblo, sí, ahí también se vuelve si es necesario. Y desde luego, el picnic no iba a ser menos. Algunos hoteles rurales los incluyen como oferta de ocio para sus huéspedes, preparando cestas cargadas de algunos de los productos artesanos de cada región. 


Se suele definir a un picnic como una comida informal en un espacio abierto, al aire libre, preferiblemente en un lugar con una bonita vista panorámica. Hasta ahí vamos bien. Y la pintura nos da buena muestra de ese concepto. Uno de los cuadros más representativos quizás sea el de Edouard Manet ‘Desayuno sobre la hierba’ (El Picnic). El lugar elegido es la clave, no hay duda. La compañía, también.  Si, además, nos olvidamos de las hormigas,  podemos llegar a la conclusión de que los picnic tienen mucho encanto.

Pero ese encanto se puede hacer mayor si buscamos unos ingredientes para la cesta que conviertan esa comida o merienda en todo un lujo para los sentidos.  Por eso, hoy voy al grano, mejor dicho al bocadillo, sándwich, empanada o choripán. Da igual lo que elijamos o cómo lo queramos llamar,  tampoco importa la cesta o el mantel, pero hay que darle un trato especial a ese festín. 

Dejamos en segundo término por un momento el paisaje, aunque doy por hecho que se ha elegido un entorno adecuado (Hay muchos parques, jardines y praderas que están pidiendo a gritos que los pisemos) y nos centramos en otro punto: comemos de picnic, pero por todo lo alto y, además, para dos, que es más romántico. Os dejo imágenes de diferentes ‘menús’, algunas os llevaran a sus ingredientes (al final del post está el enlace a todas) El vino corre por vuestra cuenta. Bon appetit.








Los enlaces a cada imagen están en el tablero de 

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