<<Al pie de un naranjo en flor me estoy
muriendo por ti, y aunque no dices que no, tampoco dices que sí>> Eso dice la letra de la sevillana “Muriendo
por ti”. Y es que los campos de naranjo siempre han dado mucho juego para la
lírica, la narrativa y el arte ¿verdad?
En
inverno nos fijamos en sus frutos y en primavera nos dejamos embriagar por el
aroma de azahar. Pero la silueta de los troncos del naranjo tiene tal belleza, que a mí se escapa siempre
una mirada a sus pies, para observar el contorno, con sus cicatrices, ya bien curadas, tras la
poda de formación, que aconsejan sea suave y se realice cuando las plantas son
jóvenes, para favorecer la entrada en producción.
Un
solo tronco, derecho y cilíndrico, verdoso primero y gris después. Los
árboles forman 3 o 4 ramas principales a unos 50 o 60 centímetros del suelo y
el porte de ese tronco resulta siempre escultural. Hoy nos vemos al
pie de los naranjos sobre una alfombra de oxalis. Tenéis muchas siluetas para
elegir. Tal vez alguna se convierta en vuestra favorita.