¿Existen las flores de hielo? Flores propiamente dichas tal vez no, pero sí ese curioso fenómeno de la naturaleza que nos regala capas de hielo creando flores heladas cuando la savia de una planta se expande, formando grietas largas y delgadas a lo largo del tallo.
No sólo existen esas flores de
hielo, sino que pueden llegar a crear algo así como “prados de flores
silvestres de hielo”, prados perfectamente visibles, aunque efímeros.
Se trata de fenómenos que solo
ocurren con unas pocas especies de plantas, especies que por su porosidad
producen esas flores. Entre otras, suelen ser especies del género Jara, Aster o Mentha. En
esos casos, cuando la savia se congela, se expande y abre unas minúsculas
grietas por las que sale agua que se congela al contacto con el helado aire. A
medida que sale más agua, va a empujando el hielo que ya se formó, creando
capas muy delgadas, cintas de hielo, que se retuercen, formando lo que parecen
ser pétalos de una flor, blanca, eso sí.
En Estados Unidos tienen
identificadas algunas de las especies de plantas que comúnmente forman flores
de hielo, como es el caso de Verbesina
virginica, Verbesina alternifolia
(enebro amarillo), Cunila origanoides
(dittany americano) y Helianthemum
canadense. En España las condiciones
de temperatura para crear flores de hielo se dan en las montañas más altas de
los Pirineos, desde mediados de otoño hasta comienzos de la primavera.
Además de la peculiaridad de
este fenómeno, parece ser que cada 'flor' constituye un ecosistema temporal,
que las convierte en una valiosa fuente para el estudio de aquellos
microorganismos que resisten en condiciones extremas. Incluso, pueden dar
pistas acerca de la vida en la Tierra primitiva, a través de unas sustancias
químicas que produce. En el Círculo Polar Ártico se ha realizado un proyecto de
investigación que combina la oceanografía y la microbiología para el estudio de
este fenómeno curioso, en el que el hielo crece a partir de las imperfecciones
de las capas de hielo que se forman en medio de temperaturas extremas bajo
cero. Con forma puntiaguda, rápidamente suman centímetros de altura, a medida
que absorben la humedad de la superficie.
Queda claro que, aunque no aparezcan
en ningún herbolario, las flores de hielo, de alguna manera, existen y no solo
en el mar, sino también en ríos y bosques, donde sutiles cintas de hielo
envuelven algunos vástagos, simulando la forma de una flor.
Fotos en álbumes de Flickr por
Mark Adams y Ackphhtt