Mayo y los jardines públicos son grandes aliados, hasta en tiempos de crisis, cuando el agua no llega y el mantenimiento es escaso, por no decir nulo.

Si el jardín en cuestión en botánico, probablemente sufra con dureza los rigores de esos recortes que la Administración establece sin piedad. Pero aún así, la naturaleza, sabia como siempre, asoma. A veces, incluso lo hace con fuerza, porque una buena tormenta de primavera trae agua de mayo que es más que bienvenida. Ayer paseé un rato por el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia. Le falta brillo a ese gran tesoro, no puedo negarlo, porque también le falta apoyo, mucho, hasta los gatos que lo habitan están desnutridos y sarnosos, pero aún así, la cámara buscaba color de primavera, especies exóticas o autóctonas de diversas familias y géneros, plantas que se movieran de alguna manera cuando el mes de mayo finaliza y en su búsqueda encontró esto.




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