Se cuenta que en el siglo XV
“cuando un sevillano mandaba labrar una casa, decía a su arquitecto: Hágame en
este solar un gran patio y buenos corredores; si terreno queda, hágame usted
habitaciones”.
Con estos precedentes queda
claro que el patio que posteriormente se exporta a Latinoamérica es un patio
burgués. Esto es lo que comenta Eugenio Domínguez Vilches, ex Rector de la
Universidad de Córdoba y Catedrático de Botánica de esa universidad, al
referirse al trabajo de su colega argentina, Marta Silva, titulado La vivienda
a patios de origen hispánico y su difusión a Iberoamérica, donde se explica el
origen y evolución de esa maravilla arquitectónica.
El Patio de Córdoba,
sin embargo, es popular y más moderno. Dejando a un lado la cuestión de
su arquitectura, lo que le da un signo de distinción en realidad son las plantas,
ya sea un patio burgués o popular. De hecho, la fiesta que conlleva toda
esa puesta en escena es lo que ha convertido a lo Patios de Córdoba en
Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, desde el pasado 6 de
diciembre de 2012.
Pero Eugenio Domínguez Vilches
advierte que esto no debe significar que pensemos que los patios de Córdoba
son un jardín botánico en miniatura. Se trata de verlo como un signo de
identidad, una expresión de su flora ornamental. Y, por supuesto, hay que tener
en cuenta también que esa flora no es toda autóctona. Solo unas pocas especies
de las que se disfrutan en los patios proceden de Andalucía.
Los árabes enriquecieron la
flora de los patios introduciendo numerosas especies exóticas. Incluso, las
famosas gitanillas (Pelargonium peltatum) mal llamadas geranios, son originarias de Ciudad del Cabo,
Sudáfrica. De ahí viajaron hasta Holanda en el siglo XVII y posteriormente
Inglaterra. No llegaron a España hasta bien entrado el siglo XIX. Al adaptarse
con éxito al clima y al crecimiento en macetas, fue poco a poco llenando los
patios hasta el punto de conseguir que una planta alóctona se convirtiera en un
elemento característico de la cultura ornamental andaluza y signo de identidad
de estos patios.
Tres tipos (y medio)
de patios en función de su flora
Por supuesto, hay más plantas
y el profesor Vilches nos habla de ‘tres tipos y medio’ de patios en función de
su flora:
Los patios de verdes,
en los que predominan plantas de grandes hojas y, lógicamente, el color
predominante es el verde. Hablamos de Dieffenbachia, Colocasia, Sanseveria, Monstera,
Kentia y la Aspidistra lurida (pilistra).
Los patios de flores, donde el color es su mayor
característica. Predominan las gitanillas sudafricanas (Pelargonium peltatum),
decenas de variedades que ofrecen hojas y flores de muy diversos colores y
morfología. También Pelargonium zonale (geranio) y el Pelargonium grandiflorum
(geranio francés), las buganvillas americanas y claveles (Dianthus). Más
recientemente se han ido añadiendo otras especies, entre ellas, las cinco
variedades del Pelargonium crispum ‘Angeleyes’, petunias, campanuláceas como el platicodon y
clemátides.
Los patios mixtos son la suma de los dos
anteriores y exhibe su flora en primavera y el resto del año. A las plantas
mencionadas se suman el jazmín, diamela, dama de noche, naranjos, laureles y
olivos, entre otras especies.
Últimamente todos los tipos de
patios se están llenando, por razones de su fácil cultivo, de plantas crasas
que florecen a final de primavera, entre ellas, predominan Basiliopuntia,
Chamacereus, Lampranthus y Zygocatustruncatus (el cactus de Pascua) .
Por último, estaría un ‘medio
patio’: el Patio fuera del Patio. Es decir, aquellas plantas que ya no
tienen espacio en el interior del patio y que se exponen en la calle. En este
caso, podemos disfrutar de algunas especies de Ficus, Aspidistra, Aloe,
Asparagus, Hedera, Chlorophytum (cintas) y
Kalanchoe, entre otras , sin necesidad de acceder al interior.
Y en poco tiempo, supongo que
esta relación se irá quedando obsoleta porque, los patios de Córdoba tienen su
sello de identidad definido por los contrastes cromáticos y de texturas de su
flora, eso es algo innegable y, por lo tanto, es razonable que poco a poco vaya
incorporando especies y variedades que garanticen su permanente explosión de
color y belleza, pero que, además, se traduzca en el sentir y la idiosincrasia
de los propietarios y cuidadores de esos patios. Los patios tienen vida y la
vida cambia cada día. Hay que saber adaptarse con armonía a esos cambios.
fotoS | fiesta de los patios de córdoba
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