Si no has visitado el popular
parque elevado High Line de Nueva York, este libro es perfecto. Si lo conoces y has
tenido la oportunidad de pasear por él, este libro es perfecto también.
No forma parte de una campaña
publicitaria ni nada parecido. Es la pura realidad, al menos desde mi humilde
opinión.
Solo tiene un pequeño
inconveniente: el idioma, puesto que quienes no se manejen bien en la lengua
inglesa tienen más complicada la comprensión de los contenidos. Pero lo cierto
es que creo que casi el ochenta por ciento de libro, con 320 páginas, son
imágenes (extraordinarias, por cierto), incluidas numerosas fotografías aéreas, con
indicaciones sobre las especies vegetales y otras acotaciones.
Todas esas imágenes nos permiten
recorrer los 13 jardines que componen la High Line, el ya más que famoso parque
público construido en una histórica línea de ferrocarril de carga elevada, que
transcurría por encima de las calles del West Side de Manhattan. Hoy en día es
una atracción, no solo para los lugareños, sino también para los turistas que
visitan la gran manzana.
Aunque pueda parecer que ya
está todo dicho y escrito sobre la High Line, lo cierto es que este es el
primer libro que se centra exclusivamente en el diseño del parque y las plantas que crecen en él. Es como si por
fin se hubieran desvelado todos los misterios de un parque, ahora cumple cinco
años, que se ha convertido en un modelo en lo que a la jardinería pública
urbana se refiere.
Gardens of the High Line
El libro, titulado Gardens of the High Line. Elevating the Nature of Modern Landscapes, ha sido
posible gracias a dos autores (Piet Oudolf y Rick Darke) y una diseñadora
gráfica (Lorraine Ferguson).
Piet Oudolf, maestro en el
arte de crear jardines naturalistas, escribe desde su posición como responsable
del esquema de plantación del High Line, donde las especies dominantes,
principalmente a base de gramíneas, actúan como matriz que soportan otras
muchas plantas, generalmente silvestres, árboles y arbustos. Su diseño permitió
transformar un paisaje virgen y abandonado, cubierto de flores silvestres, en un
paisaje ajardinado con mínima intervención, cubierto de flores silvestres y con
aspecto de paisaje virgen. ¿Un trabalenguas? No, un proyecto y una realidad.
Junto al trabajo de Piet
Oudolf, brilla un excelente reportaje fotográfico de Rick Darke, consultor de
diseño de paisaje, escritor, conferenciante y fotógrafo con sede en
Pensilvania. En su actividad suele combinar arte y ecología en la creación y
conservación de paisajes habitables, y durante más de tres décadas se ha
dedicado a estudiar las plantas norteamericanas en sus hábitats.
A la labor de ambos autores,
se ha unido el trabajo de Lorraine Ferguson, responsable del diseño gráfico del
libro. El resultado, una verdadera joya de libro.
La introducción y
un primer apartado sobre el estilo naturalista predominante en el paisajismo actual, están escritos por Robert Hammond, A continuación, comienza la sección dedicada a los “Jardines de la High Line”. Este apartado constituye
la mayor parte del libro.
Trece jardines
naturalistas de sur a norte
En el apartado Gardens of the High Line se realiza un
recorrido de los 13 jardines, desde el extremo sur hasta el norte, donde se
ilustra con gran detalle el diseño, la evolución, el cuidado y el contexto
donde se desarrolla cada jardín en cada de una de las cuatro estaciones del
año.
Esta parte del libro comienza
con una herramienta imprescindible: el mapa
del recorrido de la High Line, que se inicia en Gansevoort Woodlands y
finaliza en Rail Yards.
A partir de ese mapa, comienza
nuestro largo paseo. Encontraremos información relativa al patrón de plantación
creado por Piet Oudolf en cada una de las secciones del parque. Además, se incluyen
diferentes referencias al valor del hábitat creado. También se mencionan aspectos
que tienen que ver con los trabajos de jardinería y mantenimiento, entre los
que se encuentra el denominado Cutback que he mencionado en otras ocasiones. Dentro
de esas tareas de jardinería, se hace hincapié en las dificultades que
tienen que solventar los jardineros para poder trabajar con plantaciones densas en espacios
muy estrechos.
Para quienes deseen conocer
diferentes aspectos del High Line de Nueva York, este enlace os lleva a todos los artículos que he dedicado en el
blog a dicho parque urbano. Recomiendo muy especialmente echar un vistazo a
éste: Dos años en The High Line: Elevated Thinking.
Pero, volviendo al libro, mi
impresión es que han sabido retratar la esencia de esos jardines y lo han hecho
de una manera clara, práctica, muy visual y, por supuesto, con una
extraordinaria presentación. Un gran paseo y buen regalo, sin duda.
IMÁGENES CORTESÍA timber press