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El patio interior del Isabella Stewart Gardner Museum en Boston

Patio interior en Museo de Isabella Stewart Gardner en Boston
Flickr
Es indiscutible el potencial de los patios para construir espacios ajardinados con mucho atractivo, creados especialmente a base de plantas en maceta. El resultado suele ser cautivador y en ocasiones, incluso mágico.


Eso es lo que sucede con el patio interior al que se accede nada más entrar en al palacete de estilo renacentista veneciano del Museo Isabella Stewart Gardner. Una vez situados en el patio interior de ese palacete, nos vamos a encontrar con una magnifica exhibición de flores y plantas en maceta, que varía en función de cada temporada.
Patio interior en Museo de Isabella Stewart Gardner en Boston
El museo

El Museo Isabella Stewart Gardner (en inglés Isabella Stewart Gardner Museum) está situado en Boston (Massachusetts, Estados Unidos). Tiene una colección de más de 2.500 obras de arte europeo, asiático y americano, que incluyen pinturas, tapices y artes decorativas.  Se fundó, gracias a la colección privada de Isabella Stewart Gardner, en la mansión llamada Fenway Court. 

Además de la exposición permanente, hoy en día el museo alberga exposiciones temporales de arte histórico y contemporáneo, que se han visto reforzadas gracias a la inauguración un importante proyecto de modernización y ampliación del museo, realizado por el prestigioso arquitecto Renzo Piano y finalizado en 2012.




Isabella Stewart Gardner(Nueva York, 1840 – Boston, 1924) pudo vivir en Europa cómodamente, manteniendo una activa vida social gracias a su posición y gran fortuna. Un privilegio que se multiplicó por dos al casarse, en 1860, con otro heredero de buena posición, John Gardner. Las primeras obras de la colección de los Gardner procedían principalmente de sus viajes a Europa, pero también de lugares como Egipto, Turquía y el Lejano Oriente.

El destino extranjero preferido de Isabella Stewart Gardner era Venecia. Cuando decidieron construir un museo que pudiera albergar su creciente colección de arte, compró unos terrenos junto a los entonces recién construidos Back Bay Fens (Los Fens), un parque urbano de Boston creado en 1879 y diseñado por Frederick Law Olmsted. Eligió ese lugar atraída por el paisaje.  En ese entorno fue construido el museo -entre 1896 y 1903- al estilo de los palacios venecianos del siglo XV, y abrió sus puertas en 1903.
Patio interior. Espacio verde de contemplación y asombro

El interés de Isabella Stewart por la jardinería y el paisajismo hizo posible que desde el inicio se haya reconocido, y posteriormente mantenido, la importancia de la arquitectura del paisaje en todas las actividades. De hecho, el museo tiene su propio departamento de jardinería y paisajismo y en sus salas se celebran sucesivas conferencias, exposiciones y otras actividades relacionadas con el paisajismo. 


Patio interior en Museo de Isabella Stewart Gardner en Boston
A Isabella Stewart no le gustaban los fríos salones de muchos museos americanos, por ello, insistió en tener un patio, “un espacio verde de contemplación y asombro a la vez, dentro de su museo”.  Y lo hizo. El edificio rodea completamente un patio-jardín cubierto de cristal, el primero de su tipo en América. Ese patio se construyó precisamente en el momento en que la arquitectura del paisaje se reconoció por primera vez como una disciplina académica y profesión liberal.

El equipo de horticultura 

El equipo de horticultura lo forman 10 jardineros. La mayoría de las plantas utilizadas en el patio se cultivan a una temperatura controlada similar a la del museo. Para ello, el museo abrió un invernadero de 900 metros cuadrados en la ciudad de Hingham, donde se cultivan las plantas que, una vez listas, son trasladas al palacete para crear las exuberantes exhibiciones botánicas que aparecen en el patio del museo. Los diseños se centran en el color, pero también en las texturas de las hojas y las alturas de las plantas.

Un patio y nueve exhibiciones florales al año 

Para garantizar que las plantas del patio estén siempre en flor, se rotan las especies para que coincidan con su temporada de floración. Los cultivos, debidamente planificados permiten que puedan realizarse 9 exhibiciones a lo largo del año que permiten ofrecer a los visitantes un espectáculo floral realmente atractivo, independientemente de la época del año en que visiten el museo.

Campanula piramidalis las campanas de agosto y septiembre


En esos dos meses son las flores azules y blancas de Campanula piramidalis las que alegran el patio, acompañando a helechos y el sonido del agua.


El cultivo se hace a partir de semillas y la planta tarda dos años en alcanzar los 6 pies de altura.
Crisantemos En octubre y noviembre


A finales de octubre el patio se llena de decenas de variedades de crisantemos (Chrisanthemum). Los jardineros y los voluntarios del museo trabajan de junio a octubre, usando métodos japoneses del cultivo, con el fin de poder crear un solo tallo y una sola flor en cada planta. (ver: Crisantemos con una sola flor gigante en Longwood Gardens)


Holiday Garden En diciembre y enero
amarillys (Hippeastrum 'Ferrari') en patio interior del Museo Isabella Steward Gardner Museum de Boston


Verde, rojo y plata son los colores que predominan en el patio durante los meses de diciembre y enero. Llama la atención especialmente el color rojo oscuro de las flores de amarillys (Hippeastrum ‘Ferrari’). Obviamente tampoco falta el rojo de las clásicas poinsetias (Euphorbia pulcherrima) durante el mes de diciembre.


Midwinter Tropic En febrero y marzo


Ese patio acristalado recibe las plantas tropicales en los meses de frio más intenso. El ambiente se caldea con  masas de plantas tropicales y subtropicales, donde abundan las orquídeas junto a los helechos arborescentes, grandes «palmas de cola de pescado» (Caryota urens) y palmeras del género Areca.



ORCHIDS LAS ORQUÍDEAS DE FEBRERO Y MARZO 

Todas las orquídeas que se exhiben son nativas del Sudeste de Asia y de África. Especies exóticas como Paphiopedilum; Ansellia africana o la orquídea de pantano (Phaius tankervilleae), esta última cultivada en los invernaderos del museo desde los tiempos de Isabella Stuart.


Hanging Nasturtiums Las capuchinas del mes de abril


De las nueve exhibiciones de plantas, tengo que reconocer que siento debilidad por el inicio de la primavera en ese museo. El cambio de estación se anuncia a bombo y platillo con cascadas de flores de capuchina (Tropaeolum majus) que cuelgan de las ventanas y balcones creando un efecto fascinante.
El cultivo de esas capuchinas se inicia en el mes de junio a partir de semillas; se plantan a finales del verano y se aclimatan en los invernaderos del museo durante todo el invierno, donde se preparan para su espectacular debut cada primavera.
Spring Blooms Las flores de abril y may
Patio interior en Museo de Isabella Stewart Gardner en Boston


Cuando termina la temporada de floración de las capuchinas, el patio continúa con su aspecto primaveral gracias a las flores de diversas especies de plantas, como azaleas, orquídeas Cymbidium y Clivia miniata, entre otras.
Hydrangeas LAS HORTENSIAS DE abril y junio
Hortensias en Patio interior en Museo de Isabella Stewart Gardner en Boston


Otro espectáculo floral, ya que el clima más cálido permite que el patio lo coloreen las inflorescencias de hortensias. Es la época en la que predominan diferentes especies de Hydrangea, como Hydrangea macrophylla ; Hydrangea quercifolia  o Hydrangea paniculata, que suelen ser cultivadas a partir de esquejes cogidos el año anterior. Los tonos violeta, azul profundo y blanco de esas hortensias, se complementan con las delicadas orquídeas amarillas del género Oncidium.
Summer Blues En julio y agosto
Si te gusta el azul, será mejor que visites este museo durante los meses de verano. En el patio esperan flores de Agapanthus y de hortensias de floración tardía.
Y una vez finalizado este recorrido botánico, solo me queda comentaros que si tenéis la oportunidad de viajar a Boston, este museo debería estar en vuestra lista de visitas imprescindibles.  Yo ya lo tengo en la lista… pero mi visita tiene que ser en abril, no me gustaría perderme esa romántica escena de las flores de capuchinas cayendo desde las ventanas de ese palacete de estilo veneciano.

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