Arte Botánico Madrid calendario ilustracion botanica

Colección Les Liliacées de Redouté en el Real Jardín Botánico

Les Liliacées de Redouté

El primer calendario que compré en el Real Jardín Botánico de Madrid fue el del año 2014. En ese calendario se guardaban tesoros en forma de ilustraciones botánicas que permitían conocer en detalle algunas de las especies de un género realmente apreciado por los amantes de las plantas en particular y la jardinería en general: las liliáceas (Liliaceae).

Después vino el 2015 y la maravillosa colección de Celestino Mutis -Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada (1783-1816)- de la que hablé en estas entradas. En 2016 nos están acompañado las ilustraciones de Plantae Selectae, podéis conocer más detalles aquí.

Pero hoy quería recordar el 2014, no por nostalgia, nada de eso, sino para saber algo más de Les Liliácees, la colección que inspiró el calendario de ese año y que llenó de lirios, narcisos, alstroemerias y más bellezas los meses de enero a diciembre ¿qué nos puede interesar conocer de esta colección?

Les Liliacées | Edition grand papier 1807-1816

La biblioteca del Real Jardín Botánico conserva una valiosísima colección de obras de Piere-Jospeh Redouté (1759-1844), que llegó a ser conocido coloquialmente como «el Rafael de las flores». Redouté nació en Bélgica pero su carrera la desarrolló en Francia. Entre sus trabajos más destacados se encuentran «Las rosas» y «Las Liliáceas». Esta última obra es la que inspiró ese calendario, y en la que se puede apreciar una de las características de su trabajo: el grabado a puntos o punteado, una técnica desarrollada en el siglo XVIII y que Rodoute aprendió en Kew Gardens, de la mano del grabador italiano F. Bartolozzi. Esa técnica es la que le permitió imprimir directamente en colores, lo que aportó una excepcional delicadeza y belleza a sus grabados.

Antonio José Cavanilles era director del Real Jardín Botánico en 1803, cuando le fue encomendado el envío de plantas americanas a la emperatriz  Josefina, para su estudio en el Jardin de la Malmaison. A cambio, la emperatriz tuvo el gesto de obsequiarle con varios cuadernos del primer volumen de Les Liliacées. 

La gran edición vino después. En 1816, siendo el director del Jardín Mariano Lagasca, ingresó en la biblioteca la edición en 8 volúmenes de gran lujo de Las Liliáceas, tasada en 3.200 francos (toda una fortuna para la época). En esta ocasión respondía al intercambio que hizo con Agustín P. de Canolle, entonces director del Jardín Botánico de Montpellier, por plantas americanas de la Expedición de Ruiz y Pavón; por varias obras de Cavanilles y la propia Flora Peruviana.

Hoy en día esa colección, que se guarda en la biblioteca del Real Jardín Botánico, la forman 8 volúmenes encuadernados e impresos en tamaño gran folio (para esta edición se utilizó papel de mayor tamaño y calidad que para la edición convencional). Se trataba, pues,  de una edición de lujo formada por 80 cuadernos editados casi de forma simultánea a la edición convencional de esa obra. Estaba prevista una tirada de 40 copias, pero finalmente solo se imprimieron 18. Al parecer, hasta la fecha, se conocen muy pocas copias en colecciones públicas (una de ellas la podemos encontrar en el Natural History Museum de Londres).

Por si no fuera suficiente, le añade aún más valor a esta desconocida y rara edición de la obra Les Liliacées de Redouté, el hecho de que los 486 grabados de plantas, aunque fueron impresos directamente en color, fueron pintados y retocados posteriormente por el mismo Rodouté. Hoy en día, está considerada una de las obras más valiosas de la biblioteca del Real Jardín Botánico, según afirman desde la dirección del Jardín. 

Poco a poco se acerca la primavera. Nos gusta mirar de reojo. Yo lo he hecho fotografiando esas joyas botánicas, las que aparecían en cada uno de los meses del año 2014 y las cuatro láminas que acompañaban, como siempre, al calendario.  Cuando comprobamos todo lo que guardan los jardines botánicos, solo cabe estar agradecidos a las persona que dedican a diario su esfuerzo para lograr conservar algo que no nos pertenece y, sin embargo, necesitamos a diario para vivir: las plantas. Os dejo con mis «retratos» de ese «pedacito» de historia botánica. Un valioso legado, un gran tesoro.

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