No necesitan presentación, aunque hay quien opina que no se debería “criminalizar” a estas hierbas, que no son malas, sino acompañantes de los cultivos. Las amapolas, por ejemplo, son una de ellas.
Así presentan Cesar Fernández-Quintanilla y José Luis González-Andújar, investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), su libro Las malas hierbas, que forma parte de la colección ¿Qué sabemos de?, de la Editorial CSIC y Los Libros de la Catarata. En el libro se pretende aclarar cuándo estas plantas son dañinas o beneficiosas para el ser humano.

diente de león considerada una mala hierba
Diente de león (Taraxacum officinale) •• FOTO |  Pixabay


“al llamar a una planta mala hierba, el hombre demuestra su arrogancia”

En el prólogo de este libro citan al escritor y biólogo francés Jean Rostand, quien afirma que “al llamar a una planta mala hierba, el hombre demuestra su arrogancia”. Y los autores se preguntan ¿Es cierta esta afirmación? De ser cierta, el título de este libro resultaría igualmente arrogante. En realidad, ¿cuáles son las maldades y las bondades de estas plantas? ¿Qué papel juegan en nuestra sociedad y en nuestra cultura? ¿Mala hierba nunca muere, como dice el refrán? ¿De qué medios dispone el hombre para poder gestionar racionalmente sus poblaciones? Estas son algunas de las preguntas a las que Cesar Fernández-Quintanilla y José Luis González-Andújar pretenden dar respuesta en su libro Las malas hierbas.


amapolas rojas entre paisaje de cereales
Amapolas (Papaver spp) •• FOTO | Pixabay
A quién va dirigido el libro
Su intención es que resulte interesante tanto para el ciudadano de a pie, a quien no le supone un gran problema, como para el agricultor, frecuentemente agobiado por los problemas que les causan estas plantas.
También se dirigen al estudiante de biología o agronomía, o, incluso al investigador dedicado a estos temas, que puede ignorar algunos aspectos relacionados con esas plantas. Los contenidos, asimismo, están dirigidos a profesionales dedicados a la agricultura y a los que trabajan en el mundo forestal, en el mantenimiento de parques, jardines y campos de golf, o en la conservación de espacios naturales. Porque, al fin y al cabo, en todos estos ámbitos las “malas hierbas” están presentes, de una forma más o menos clara, y nuestra atención se hace necesaria en todos ellos.
César Fernández-Quintanilla es doctor en Biología y en Agronomía e investigador en el Instituto de Ciencias Agrarias (Madrid). Sus líneas de interés se dirigen al estudio de la demografía y dinámica de las poblaciones de algunas especies especialmente problemáticas.
José Luis González Andújar es doctor en Biología e investigador científico en el Instituto de Agricultura Sostenible (Córdoba). Su área de investigación se centra en el estudio de la agroecología de las malas hierbas, su manejo y su interferencia con los cultivos. Es miembro honorario de la Weed Science Society of America (WSSA).
campo cubierto de jaramago (Diplotaxis erucoides) con gato en el centro
Jaramago (Diplotaxis erucoides) • FOTO | El Blog de La Tabla
Bondades y maldades de las malas hierbas
Yo no soy bióloga, ni agrónoma, ni me dedico a la investigación, pero he trabajado durante 17 años con plantas cultivadas en macetas para uso ornamental y eso, inevitablemente, lleva a trabajar, también, con muchas de las hierbas que en ocasiones las acompañan, en la maceta o en el suelo. Os aseguro que ni en esas circunstancias solía referirme a ellas como “malas hierbas”, a pesar de que, para nosotros, en el vivero, era malas, malísimas hierbas, por el tiempo que nos hacían perder, por los daños que a veces ocasionaban a la planta cultivada y las enfermedades que en ocasiones transmitían. Y sí, había que arrancarlas, es algo que en la industria de la horticultura no se puede evitar. Se quitaban las hierbas, esa era la tarea y así se denominaba, no hacía falta añadir el adjetivo “malas” para definirlas, aunque en ese ámbito así lo parecieran.
El libro que recomiendo hoy nos acerca al mundo de las “malas hierbas” que han acompañado a la humanidad desde los inicios de la agricultura. A pesar de ser un componente habitual de nuestros paisajes agrícolas y la percepción negativa que tenemos de ellas, existen muchos aspectos desconocidos de las llamadas malas hierbas que tienen que ver con las diferentes culturas, porque la alimentación y la medicina también se benefician de estas plantas. Por ejemplo, la verdolaga (Portulaca oleracea) forma parte de diversas recetas culinarias y se consume habitualmente en China, México y en países tropicales. Asimismo, el diente de león (Taraxacum officinale) es muy apreciado para su consumo en ensaladas, ya que contiene tres veces más proteína y cuatro veces más hierro que la lechuga, además de ser diurético y antiinflamatorio.

primer plano de diente de leon con luz de atardecer
Diente de león (Taraxacum officinale) •• FOTO | Pixabay


Lo que pretende el libro es dejar claro cuál es el verdadero papel que juegan las llamadas malas hierbas en nuestra sociedad y en nuestra cultura y, lo que es más importante ¿Cuáles son las maldades y las bondades de estas plantas?

Hierbas no tan malas y hasta bonitas
Si tenemos en cuenta que Internet está sobrecargado de páginas web que nos informan, pero con mucha frecuencia nos “desinforman”, queda claro que necesitamos tener a mano libros con rigor científico para conocer a fondo determinadas cuestiones. Si, además, el libro está escrito de forma accesible, ya no tenemos disculpa para conocer mejor algunas cuestiones relativa a nuestro entorno natural. Para ilustrar algunas de las plantas han utilizado las maravillosas láminas conocidas comoTablas CIBA-GEIGY de malas hierbas

Hoy os propongo descubrir algo más acerca del mundo de esas hierbas que llamamos malas pero que, ni siempre son tan malas y, además, en muchas ocasiones son, además, plantas útiles y bonitas.


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