“Ésta es una margarita. Bien os quisiera dar algunas violetas; pero todas se marchitaron cuando murió mi padre. Dicen que tuvo un buen fin…”. Enigmática e infeliz, Ofelia, el personaje de Shakespeare en Hamlet, hacía referencia, con fuerte carga simbólica, a los pensamientos (pansy), que no podía entregar a Hamlet. Pero, lógicamente, no se refería a los híbridos que se cultivan y comercializan hoy en día, sino a las violas silvestres.
La Viola es un gran género y lo forman aproximadamente 500 especies, algunas de ellas son violas silvestres muy populares, con diferentes hábitos de crecimiento y entre las que hay plantas anuales, bianuales o perennes de hojas caducas.
Pero también están las especies cultivadas que llenan de color el jardín durante casi todo el año, son las violas de jardín y suelen ser plantas anuales o perennes de vida corta. Las más conocidas están representadas por dos especies: Viola tricolor y Viola Cornuta L. (nativa de España y Francia -Pirineos- y de flor más pequeña).
Desde principios del siglo XIX, en Europa se empezaron a cultivar híbridos obtenidos a partir de la Viola tricolor. A veces llaman a esos híbridos Viola tricolor hortensis, pero su nombre científico es Viola x wittrockiana y solemos referirnos a sus diferentes cultivares y variedades como pensamientos, los de las flores grandes, con o sin mancha.
También se pueden encontrar cultivares de otras especies como la Viola odorata (Violeta de olor) o la Viola hederacea (de porte colgante).
Si hablamos de los híbridos (cruces entre diferentes especies), habitualmente encontramos en los puntos de venta los pensamientos (Viola x wittrockiana) y se suelen identificar bien porque tiene las flores más grandes.
También encontramos cultivares (variedades cultivadas de una determinada especie) Entre ellos, los que solemos llamar violas (cultivares de Viola cornuta) y cuyas flores son más pequeñas.
En ambos casos (pensamientos y violas) hay un amplio abanico de cultivares y variedades con flores de tamaño intermedio e infinitas tonalidades. Comienza el espectáculo: es tiempo de violas de jardín.