Son algunas
de mis imágenes de plantas más eruditas y calculadoras. Muy matemáticas y, en
el caso que nos ocupa, fractales, o eso creo. Que no todo en la naturaleza es bucólico
y ya sabemos que en ella existen numerosos ejemplos donde la geometría fractal hace
acto de presencia, como si nos retara a discurrir y jugar. Estructuras
naturales que observamos a menudo y que están basadas en principios matemáticos.
Uno de los modelos
más conocidos para representar los fractales naturales es el brócoli Romanesco
(Brassica oleracea) tal y como mostraba
en la entrada titulada Paisajes fractales de Holanda. Dutch. También los helechos,
que presentan la misma descripción como individuo que sus hojas o partes más
pequeñas; numerosas plantas crasas o las bellas dalias, son otros buenos
ejemplos.
Claro que en el caso de la naturaleza no nos referimos a fractales
estrictos, como sucede en los modelos teóricos matemáticos; es decir, que si
nuestra observación se prolonga hacia el infinito llega un momento en que esa estructura
fractal termina.
“La geometría fractal es un nuevo idioma que,
una vez aprendido, nos permitirá describir la caprichosa forma de una masa
nubosa tan precisamente como un arquitecto describe en sus planos la casa a
construir” (Michael Barnsley, Inglaterra 1948). A esa geometría, Benoit
Mandelbrot (Polonia, 1924) se refería como la “geometría de la naturaleza”.
“En la
geometría fractal, el proceso responsable de un intrincado y complejo fenómeno
puede ser sorprendentemente simple” Pero “La simplicidad de un proceso no debe
llevarnos a desdeñar sus posibles consecuencias, que a menudo pueden ser
altamente complejas” (Aniceto Murillo, Geometría Fractal o el Diseño de la
Naturaleza)
Con ese
sorprendentemente simple fenómeno y sus complejas consecuencias, os
dejo aquí algunas de las imágenes de los
objetos que la naturaleza elabora con auténtica maestría.
Paisajes fractales de Holanda. Dutch
