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Jardines del Museo del Impresionismo de Giverny



El edificio del actual Museo del Impresionismo de Giverny se ideó al mismo tiempo que el jardín de ese museo, un jardín que tenía que imponerse a la reputación del que Claude Monet creó en su casa, ubicada a pocos metros. Todo se resolvió diseñando un espacio ajardinado que difiere en su aspecto estructurado y contemporáneo, y que se integra armónicamente con el paisaje circundante.
Que exista un museo dedicado al impresionismo en Normandía no es de extrañar, al fin y al cabo, está considerada la cuna de los pintores impresionistas. Cuando Claude Monet se mudó a Giverny en 1883 nunca alentó a los artistas a seguirlo, sin embargo, Giverny, en el corazón de los paisajes normandos, atrajo rápidamente a muchos de ellos, en su mayoría estadounidenses, ansiosos por aplicar los principios impresionistas en ese entorno. Muchas de las obras de los pintores impresionistas que se inspiraron en esos paisajes se conservan hoy en día en el Museo del Impresionismo de Giverny, en francés, Musée des impressionnismes Giverny.



El Museo del Impresionismo de Giverny nace en 2009 con el objeto de dar a conocer los orígenes e influencia, en Francia y en el resto de mundo, del movimiento impresionista en la pintura. En realidad, reemplazó al Museo de Arte Americano Giverny, fundado en 1992 por el empresario y coleccionista estadounidense Daniel J. Terra (1911-1996) y diseñado por el arquitecto Philippe Robert.
Daniel J. Terra quería crear un edificio vinculado al paisaje y recurrió a la agencia Reichen y Robert, especializada en la restauración de edificios antiguos con un gran pasado industrial o en el diseño de estructuras modernas que combinan comodidad y respeto por el entorno.
El arquitecto encargado del proyecto, Philippe Robert, ideó crear un edificio imponente, pero que se integrara con discreción en el mítico pueblo de Giverny. Un gran desafío, sin duda, pero parece que consiguió unir ese edificio con el jardín y su entorno de forma armónica, con un diseño donde destaca el sistema inteligente de azoteas verdes en terrazas que se modulan según la inclinación natural de la colina.




El edificio se ideó al mismo tiempo que el jardín frontal del museo, un jardín que tenía que imponerse a la reputación del jardín de Claude Monet, ubicado a pocos metros. Otro reto que Philippe Robert y el diseñador de jardines Mark Rudkin (1929-2019), autor del proyecto de reurbanización de los jardines del Palacio Real de París, resolvieron con un jardín que difiere en su aspecto estructurado y contemporáneo. En septiembre de 2006, el jardín obtuvo la etiqueta de “Jardín notable”, que distingue jardines y parques de Francia, tanto antiguos como contemporáneos, que están particularmente bien mantenidos y abiertos a los visitantes.
Un pasillo central distribuye diferentes habitaciones monocromáticas (rosa, amarillo, azul, blanco y negro) o temáticas (rosas, plantas aromáticas). Los setos están compuestos, entre otras especies, de cedro esmeralda (Thuja occidentalis) y hayas (Fagus sylvatica) y boj (Buxus sempervirens), mientras que las camas de plantación se caracterizan por una alternancia de plantas bienales y plantas anuales, con el fin de garantizar la floración de abril a octubre.



A medida que avanza el recorrido, el visitante descubre diferentes ambientes. Al relajante jardín blanco le sigue un espacio de plantas aromáticas y rosas, mientras el jardín negro sorprende por su originalidad. El paseo continúa con la sucesión de los tres colores primarios, en salas donde la intimidad de los parterres azules se combina con los colores cálidos y brillantes de las camas amarillas.
El jardín rosa, que combina tonos suaves y vivos, lleva al visitante al pie de una colina de Giverny. Allí se abre un paisaje donde, gracias a sinuosos caminos de césped, se puede pasear por un gran prado de 1.500 m2, en el que en primavera y verano florecen profusamente amapolas, un fuerte símbolo de la pintura impresionista, y otras plantas mesícolas, –manzanillas, acianos, centaureas, neguillas, campánulas etc–, plantas habituales en paisajes agrícolas, donde imitan su ciclo de vida, y que se suelen erradicar por considerarse “malas hierbas”.
El prado se corta en agosto y el relevo lo toman los almiares, esos montones de heno y paja que también fueron un tema favorito de algunos pintores impresionistas, especialmente Monet y Van Gogh.



Emmanuel Besnard es, desde 1998, el jardinero jefe de los jardines del Museo de Impresionismo de Giverny, donde dirige el mantenimiento de unos 9.000 m2 de jardines y prados, además de los 8.000 m2 del estacionamiento de visitantes, ubicado justo enfrente.
En el jardín se ha creado un equilibrio natural al suprimir el uso de insecticidas y pesticidas. En el cultivo se utilizan abonos orgánicos, el desherbado se realiza a mano y muchos de los setos se podan con tijera, puesto que el uso de las maquinas está limitado.

La visita al jardín museo es gratuita. El vídeo que comparto nos sirve para realizar un pequeño tour virtual por los jardines y el museo. También existe una aplicación gratuita (francés e inglés) que nos permite descubrir los jardines y las más de 350 plantas que crecen en ellos. La aplicación se puede descargar en App y en Play Store.

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