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Jardín naturalista diseñado con plantas mediterráneas tolerantes a la sequía en Cap d’Antibes

Jardín naturalista con plantas mediterráneas diseñado por Alejandro O’Neill en Cap d’Antibes | © A. O’Neill

Un jardín tolerante a la sequía, con plantación de estilo naturalista creada con una variada selección de especies propias de dos ecosistemas mediterráneos, la garriga, con matorrales más bajos; y el bosque mediterráneo, con más altura.

“Mucha gente no sabe que la flora es mucho más rica en las regiones de clima mediterráneo que en las de clima templado frío”. Eso es lo que le dice el paisajista Alejandro O’Neill a Noel Kingsbury, tal y como he podido leer en el libro Wild. The Naturalistica Garden que comenté recientemente. Algo que no debemos olvidar y que Noel Kingsbury subraya afirmando que “es esta conciencia de la biodiversidad de la flora de la región y la resiliencia de gran parte de ella a los extremos climáticos lo que está impulsando el diseño de plantación naturalista en el sur de Europa, así como en climas secos de verano similares en todo el mundo”.



Supe de Alejandro O’Neill hace ya unos años a través de sus trabajos con James y Helen Basson en el sur de Francia. También me gustaría destacar su colaboración en el jardín de vivaces tolerantes a la sequía que diseñó Tom Stuart-Smith en el festival de la RHS Hampton Court Garden Festival de 2021, el año en que el diseñador fue reconocido «héroe hortícola», y del que hablé en su momento.



Pero el mencionado libro de Noel Kingsbury me ha permitido descubrir este pequeño jardín de 1.200 metros cuadrados situado en Cap d’Antibes, en la región Provenza-Alpes-Costa Azul. Me llamó gratamente la atención que Kingsbury incluyera en la exquisita selección de jardines naturalistas que aparecen en su libro algunos jardines mediterráneos con plantación ligera, pero adecuada para sobrevivir sin apenas riego en aquellas regiones con climas donde la sequía en verano es lo habitual. Uno de ellos es este.

Jardín de estilo naturalista con plantación de especies vegetales propias de garriga y bosque mediterráneo

No dudé en contactar con O’Neill, quien amablemente me ha facilitado información sobre el jardín y fotografías que ha realizado el pasado mes de mayo.

Jardines mediterráneos sin apenas riego

Lo primero que me comenta es que este año, debido a la falta de lluvia durante el invierno y la primavera, 98 comunas del sur de Francia han entrado en alerta de sequía y, por lo tanto, está prohibida la utilización de agua de riego entre las 9 y las 19 h. Y comenta esto para destacar que “En este contexto es increíble ver como este jardín parece explotar de alegría, de hecho, gracias a la falta de agua el mantenimiento se ha reducido ya que la poda de primavera prácticamente no se tuvo que hacer”.

Sin embargo, se lamenta de que “haya que esperar a que el agua no salga más del grifo para entrar en consciencia de lo que está pasando con el clima. Y ni hablar de la pérdida de biodiversidad, algo aún más difícil de entender o de visualizar en un contexto urbano”. Y tiene razón. Al fin y al cabo, está demostrado que la adecuada selección y manejo de plantas son la clave para crear jardines ecosostenibles que permitan crear belleza con escasos o nulos requerimientos hídricos.

Plantación en etapas

Dos ecosistemas regionales sirven de inspiración: la garriga baja y achaparrada y el bosque mediterráneo, más alto. Ambos incluyen especies que frecuentemente son controladas por el pastoreo de animales, la exposición al viento o incendios ocasionales, perturbaciones que tienen su parte positiva porque limitan el crecimiento de especies dominantes, lo que permite favorecer la biodiversidad vegetal.

Las plantas proceden en su mayoría del vivero de Olivier Filippi. Dependiendo de los recursos de mantenimiento, la plantación prefiere dividirla en etapas, para ir de menos a más.  “Empezando por la plantación de los cimientos del jardín, es decir las plantas estructurales, en mi caso muchas veces subarbustos y herbáceas perennes de porte medio/grande y gramíneas. De este modo es fácil para el jardinero definir cuáles son malezas y cuáles no”.

Salvia ‘Allen Chikering’, Euphorbia ceratocarpa, Linaria capraria y Achilea coarctata

En este caso, se plantaron pequeños árboles o arbustos autóctonos como Amelanchier ovalis, Euphorbia dendroides y el árbol de Judas (Cercis siliquastrum), que juegan un papel importante en este jardín, proporcionando sombra a muchas plantas y, obviamente, a quienes lo disfrutan. No obstante, en el jardín hay una mayor proporción de plantas herbáceas que en muchos jardines mediterráneos, lo que le da una apariencia más suelta y ligera.

En la segunda etapa se cubre la capa estacional y funcional. “En ella la plantación incluye herbáceas de porte pequeño, cubresuelos y plantas emergentes, más delicadas. Estas en general las dispongo en mayor densidad y muchas son más fáciles de confundir con malezas para el ojo no entrenado”.

A la izquierda, Cephalaria ambrosioides (una de las plantas emergentes favoritas de A. O’Neill), Euphorbia ceratocarpa
Ampelodesmos mauritanicus y Ebenus cretica

Hay diferentes partes del jardín plantadas con diversas combinaciones de plantas, pero existen ciertas plantas emergentes que recorren el conjunto para crear continuidad, como Euphorbia ceratocarpa y Petromarula pinnata. Ambas especies se autosiembran, lo que asegura que las plantas lleguen potencialmente a todas las partes del jardín. Otras plantas emergentes para crear continuidad que utiliza son Cephalaria ambrosioides (una de sus favoritas), Tamaris gallica y Teucrium fruticans.

Cuando las cosas están bajo control y las comunidades de plantas son estables, considera que el jardinero ha logrado un buen manejo de las comunidades de plantas, y es en ese momento cuando llega la etapa que él denomina microplanting.

Microplanting para llenar huecos

Al hablar de microplanting, se refiere a la adición de nuevas especies diminutas o pequeñas que se integren en las comunidades de plantas ya establecidas.

“Estas sí que juegan fino en el límite definición de malezas y es ahí cuando siento que se ve de verdad muy natural, donde siento que son comunidades de plantas extremadamente dinámicas y complejas, por lo que veo en los jardines que les hago el seguimiento creo que muchos insectos estarían de acuerdo conmigo».

Ebenus cretica

O’Neill pretende con ello aumentar la biodiversidad sin necesidad de modificar demasiado el carácter del diseño original “llenando huecos y espacios vacíos, agregando un toque de sutileza y finura que para mí es como el sumun de las comunidades de plantas, en general esto no lo he logrado hacer antes del segundo año luego de haber hecho la plantación”.

En el Mediterráneo, sugiere que el mejor momento para hacerlo es en otoño con plantas jóvenes, que pueden ser anuales, bianuales, herbáceas, bulbos, ya sea en pequeñas macetas o simplemente sembrando.

Digitalis ferruginea y Linaria capraria
Campanula rapunculus
Consolida ajacis

Algunos ejemplos de micro-plantaciones del otoño pasado en este jardín son Campanula rapunculus, Consolida ajacis, Digitalis ferruginea, Arabis hirsuta, Centaurea paniculata, Plantago sempervirens, Silene italica y Silene nutans.

Cómo se plantaron en octubre, sólo se han regado una o dos veces, comenta O’Neill, que espera que “la mayoría de ellas hagan de este lugar su hogar y se conviertan en parte de la orquesta deambulando por el jardín”.

La importancia de las técnicas de mantenimiento

“Este jardín tiene ya unos cuantos años y ha alcanzado estructura y madurez. El buen manejo de un jardín de estilo naturalista es la clave para su éxito a largo plazo, muchas veces el fallo está malas prácticas o falta de conocimiento por parte de la persona encargada del mantenimiento, podríamos decir que también el origen del error nace del diseñador que ignora o subestima las capacidades de la jardinera o el jardinero”.

Achillea coarctata

Por ese motivo, en sus diseños, Alejandro O’Neill tiene muy en cuenta qué persona estará a cargo del mantenimiento del jardín y cuál es el presupuesto disponible para ello. Además, cuando es necesario, incluye sus servicios como consultor para así asegurarse de que hay un mínimo de control sobre el manejo y evolución del jardín.

Sin duda, los jardineros y paisajistas que trabajan en estas ecorregiones son conscientes de que las técnicas de mantenimiento son muy importantes para el éxito de las plantaciones, y en este caso es vital conocer cómo se comportan en su hábitat. Esas técnicas incluyen, por ejemplo, la poda frecuente o ‘poda de cabras’ como se refiere a ella O’Neill. Recortes ligeros que suponen una forma de estar en sintonía con la naturaleza en ese ecosistema, promoviendo un mayor crecimiento basal, lo que ayuda a las plantas a sobrevivir mejor a la sequía. Ya lo dice el refrán: Donde fueres, haz lo que vieres.

Salvia ‘Allen Chikering’, Euphorbia ceratocarpa, Foeniculum vulgare, Petromarula pinnata y Linaria capraria

Fotos e información: Alejandro O’Neill Gardens



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