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Método Miyawaki y los pequeños bosques urbanos para impulsar la biodiversidad en las ciudades

Método Miyawaki y los pequeños bosques urbanos
Pequeño bosque urbano plantado según el método Miyawaki | © Afforestt

Pequeños y densos bosques están surgiendo en todo el mundo como parte de un movimiento destinado a restaurar la biodiversidad y luchar contra la crisis climática, transformando la tierra desnuda en exuberantes oasis urbanos. El método Miyawaki es una forma de adaptación climática a pequeña escala que permite a las comunidades locales transformar las zonas industriales urbanas abandonadas en pequeños bosques urbanos, una especie de bosques de bolsillo que mejoran la biodiversidad y combaten el cambio climático.

Según los informes de la ONU, se calcula que el 68% de la población mundial vivirá en áreas urbanas para 2050. No es de extrañar que algunas ciudades estén aumentando los espacios verdes, para capturar CO2, impulsar la biodiversidad y como regeneración de zonas empobrecidas o abandonadas.


Ciudades y comunidades sostenibles 


La Asamblea General de la ONU estableció un nuevo acuerdo mundial suscrito por los 193 Estados miembros, que se comprometieron a adoptar la Agenda 2030 que aborda 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS o SDG, Sustainable Development Goals), que a su vez consisten en 169 metas.

Entre las metas para lograr el Objetivo 11 –Ciudades y comunidades sostenibles– se incluyen reducir los efectos adversos de los desastres naturales, garantizar que todos tengan acceso a espacios verdes y abordar el impacto ambiental de las ciudades. Todo sobre papel, pensaréis vosotros. Yo también. Aunque lo es cierto es que cada vez están surgiendo más proyectos innovadores que sitúan a las ciudades en el centro de los desafíos frente al cambio climático.

Un buen ejemplo son los proyectos de regeneración de zonas urbanas que convierten, por ejemplo, antiguas vías férreas en atractivos parques públicos y centros de ocio, ofreciendo espacios públicos proyectados para combatir el cambio climático y mejorar la biodiversidad.

Bosco Verticale de Milán | Foto Guilhem Vellut

No faltan bosques verticales, como el ya icónico Bosco Verticale de Milán, donde dos torres residenciales se convierten en un auténtico bosque con más de 800 árboles, 4.500 arbustos y 15.000 plantas.


Urban Pocket Forests


Y hablando de bosques urbanos, hay que nombrar también esos pequeños y densos bosques que están surgiendo en ciudades de todo el mundo y que se basan en el método Miyawaki. Los llamados bosques de bolsillo urbanos se refieren a una técnica de reforestación urbana utilizada para reintroducir la biodiversidad nativa al reproducir la dinámica natural de un bosque, incluyendo un alto grado de competencia y diversidad de especies. El resultado es un bosque nativo que crece rápidamente –hasta ocho metros en tres años– y que, una vez realizado el trabajo de plantar, no requieren mucho mantenimiento. 

Bosque bolsillo en Kerala (India) plantado con el método Miyawaki | © Handout

El mantenimiento de estos pequeños bosques urbanos, que solo es necesario dos veces al año durante los dos primeros años, se hace para controlar las especies invasoras que podrían ralentizar el crecimiento de los árboles. En el tercer año, son completamente autónomos, y no necesitan riego ni poda. Eso sí, hay que tener en cuenta que no se pueden instalar estos bosques en todas partes, porque existen algunas limitaciones.

En las ciudades, el enfoque del bosque urbano de bolsillo se puede aplicar en un espacio tan pequeño como de 15 metros cuadrados. Ya se han plantado más de 1.000 bosques de este tipo en ciudades de Japón, Malasia y otros países de Europa.


¿Qué es el método Miyawaki? 


El método de reforestación urbana Miyawaki lleva el nombre de su fundador, Akira Miyawaki, investigador de ecología de la vegetación, profesor emérito de la Universidad de Yokohama y director del Centro Japonés de Estudios Internacionales en Ecología. Desarrolló esa técnica en la década de 1970, un trabajo que le valió el Premio Planeta Azul 2006, equivalente al Premio Nobel de Ecología. Posteriormente, el método fue perfeccionado por Shubhendu, un ingeniero en producción industrial, quien conoció a Miyawaki mientras trabajaba en la Toyota. 

El método Miyawaki se apoya en el principio de vegetación natural potencial .Según ese principio, cualquier terreno que sea fértil y donde no haya ninguna intervención humana desarrollaría un frondoso y sostenible bosque en un máximo de 1.000 años. Si en este mismo terreno existe la intervención humana, el tiempo de desarrollo del bosque se acortaría a 100 años. Sin embargo, con el método Miyawaki, el tiempo de creación del bosque se reduce a 10 años.

Pequeños bosques urbanos | © Urban Forest
3 años antes – Plantación de un pequeño bosque Miyawaki en Belgica  | © Urban Forest
3 años después | © Urban Forest

Efectivamente, los defensores del método confirman que los bosques en miniatura crecen 10 veces más rápido y se vuelven 30 veces más densos y 100 veces más biodiversos que los plantados con métodos convencionales. Este resultado se consigue plantando árboles jóvenes muy juntos, tres por metro cuadrado, utilizando especies autóctonas adaptadas a las condiciones locales. Se planta una amplia variedad de especies –lo ideal son 30 o más– para recrear las capas de un bosque natural y luego se dejan crecer con una mínima intervención. El método requiere:

  • Semillas nativas o recolectadas localmente para germinar en un vivero.
  • Preparación del suelo si se degrada con 3 o 4 kg por metro cuadrado de materia orgánica o mantillo para proteger como lo haría con humus natural.
  • Plantación inusualmente densa de plantas de dos años con sistema de raíces maduras, con la densidad destinada a estimular la competencia entre especies.
  • Plantación distribuida de forma aleatoria, no en hileras ni escalonada.

Pequeños y densos bosques urbanos


La densidad con la que son plantadas las especies provoca una gran competencia entre ellas. En solo 8 meses no permiten que la luz llegue al suelo. Esto protege la humedad y el humus producido por las hojas que caen al suelo. Debido a esta competencia se acelera el crecimiento, dando como resultado un bosque que debió crecer en 100 años y que se ha conseguido en solo 10.

El resultado obtenido se traduce en bosques que favorecen la biodiversidad local, crecen más rápido y absorben más CO2 que los bosques de una sola especie.

© Urban Forest

Los científicos dicen que estos ecosistemas son clave para alcanzar los objetivos climáticos y están diseñados para regenerar la tierra en mucho menos tiempo que los más de 70 años que necesita un bosque para recuperarse por sí solo.

No obstante, muchos expertos sugieren que deben tomarse con cautela lo principios en los que se basa este método, argumentando que no se trata necesariamente de utilizar el método Miyawaki tal cual, sino de adaptarlo a las condiciones locales, teniendo también en cuenta el cambio climático en la elección de especies. Sugieren, por ejemplo, que las especies autóctonas de árboles que no toleran bien la sequía se sustituyan por otros que necesitan menos agua.

La plantación de bosques urbanos en miniatura no es la única solución para combatir la isla de calor urbano y sus efectos, eso está claro, pero lo cierto es que todo suma y si lo que sumamos es efectivo el resultado siempre será relevante.

Urban Forest Park en Karachi, Pakistan Se plantaron más de 28.000 árboles en un solo parque, convirtiendo muchas parcelas estériles y tierras no utilizadas en bosques urbanos | © Emmanuel Samuel / Unsplash


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